viernes, 14 de noviembre de 2008

El carácter segregacionista de la legislación en Deporte y Recreación

Por Victor Alonso Molina Bedoya (Colombia)
[Notas de la presentacion en Quito, 2008]

El carácter segregacionista de la legislación en Deporte y Recreación[1]

Hay una gran pregunta que ronda esta intervención: ¿Por qué el deporte es la práctica por excelencia, sobretodo en sociedades de diversidad cultural, y más aún, en sociedades caracterizadas por la exclusión y la discriminación?

De esta manera se quiere propiciar una mirada subrepticia a lo legislativo en un contexto de diversidad y diferencia, como lo es América Latina, un continente rico en culturas y recursos, condición precisamente que lo coloca en un estado de riesgo permanente ante otros Estados y continentes.

De forma especial y coherente con el asunto que nos convoca, se trata de develar el carácter colonial de la legislación en el campo de la Educación Física, la Recreación y el Deporte.

Para abordar este asunto se propone una mirada crítica a lo que se establece sobre este tema en la Constitución Política de Colombia, analítica que igualmente puede ser usada en otras naciones latinoamericanas para hacer una valoración a la forma como son tratados estos fenómenos.

Para iniciar, se debe subrayar que asumimos aquí lo legislativo como el derecho establecido, como el derecho positivo.

Desde una mirada general se destaca la relevancia del Deporte sobre la Educación Física y la Recreación, e incluso sobre otras manifestaciones, otras prácticas más propias ligadas a lo felicitario. Constitucionalmente estas áreas se garantizan en el Artículo 52, donde se señala que: se reconoce el derecho de todas las personas a la recreación, a la práctica del deporte y al aprovechamiento del tiempo libre (Constitución Política de Colombia de 1991:19).

Este artículo hace parte de los derechos económicos, sociales y culturales, esto es, hace parte, en una valoración jerárquica en la satisfacción de las necesidades, del conjunto de derechos de segunda generación.

Para reglamentar este artículo se ha creado la ley del deporte, mas conocida como ley 181 de 1995[2]. Obsérvese acá que en su definición no alude para nada a la recreación y a la educación física. Igual pasa al mirar con detenimiento la ley 181, en sus propósitos y objetivos donde se resalta lo deportivo sobre las otras dimensiones de lo lúdico- creativo.

Ley que se realiza a partir de los planes nacionales de Educación Física, la Recreación y del Deporte, mediante el Sistema Nacional del Deporte que comporta los planes nacionales y departamentales en cabeza de los entes deportivos del nivel departamental, y en un nivel mas bajo, mas cercano a los ciudadanos están los Inder, como organismos descentralizados con recursos de las municipalidades y no dependientes financieramente de COLDEPORTES, que designa el Instituto Colombiano del Deporte (de nuevo omite no por error, la Educación Física y la Recreación y otras manifestaciones). Esta entidad está adscrita al Ministerio de Cultura.

Esta situación trasciende lo normativo y se hace visible en el terreno de lo práctico al destinarse altas sumas de dinero para favorecer lo deportivo sacrificando la potenciación de otras manifestaciones lúdicas tanto individuales como colectivas. Como ejemplos de esto, se pueden ilustrar las astronómicas cifras para los equipos deportivos que representan al país en los ciclos preolímpico y olímpico[3] y otros eventos internacionales, inversión en investigación para el desarrollo de lo deportivo no así para las otras áreas, entre otros asuntos.

Ahora bien, por que se da todo esto? A nuestro modo de ver su origen se halla en la modernidad, en el metarrelato de la modernidad. Con la invención del deporte surgido al calor de la industrialización y la consolidación del sistema capitalista burgués por el cual se procuraba coadyuvar en los procesos de “pacificación” desde una esfera tan importante para las personas como lo constituía el juego, desde él, al modo de un dispositivo, se buscaba la reproducción de los valores y las actitudes necesarias para el nuevo orden. Así para Norbert Elias, paralelo al proceso de la civilización ocurrió el proceso de la deportivización de la sociedad. De esta manera los pasatiempos, los juegos tradicionales, las fiestas, las celebraciones propias, las diversiones fueron absorbidas, subsumidas, desplazadas por el deporte.

Para Norbert Elias: el proceso civilizador constituye una transformación de la conducta y los sentimientos humanos rumbo a una dirección muy específica [dirección de los Estados, hoy de las multinacionales] (1993: 193).

Por el deporte se regularizaban y se unificaban los comportamientos (humanos) con el único propósito de prevenir el descontento social, al modo de un contenedor, un represor de los desórdenes por parte de las gentes. Esto se garantizaba por dos vías: la vía del autocontrol, a partir de la interiorización de la norma de convivencia, del respeto de la regla[4], del autogobierno como autodominio y autodirección de los propios instintos y las pulsiones; y del control de la violencia social, la cual opera cuando el autocontrol es insuficiente, entonces se recurre al control de la violencia por la represión donde entran a jugar su papel las instituciones como la policía y el ejército, lo que ha representado para Altusser, los Aparatos Represivos del Estado.

En el deporte los individuos experimentan una supuesta libertad e igualdad, lo que opaca, distrae de su real ausencia en los ámbitos de los social, lo económico y lo político. Por ello ante situaciones de mucho conflicto social al interior de los países, que puedan colocar en riesgo la existencia del Estado (Estado -nación como producto de la negociación, como control de la violencia aceptada) como organización social, se dispara el ofrecimiento de eventos y espectáculos deportivos, estrategia disuasiva propiciada por los mass media como aparatos de reproducción estatal.

En el proceso civilizador las reglas tanto deportivas como sociales van siendo interiorizadas por los individuos y por los colectivos. Así, el deporte se convierte en una ocupación del espacio y del tiempo de las personas, por el cual resulta mucho más fácil el control de la violencia, para que ésta no se desarrolle en un nivel más amplio que afecte, que ponga en riesgo la dinámica societal.

Su importancia reside en su configuración como dispositivo de la empresa civilizatoria, como un amansador de las pasiones, de las emociones, lo que lo ubica como instrumento de catarsis de la violencia permitida. Por eso se impone sobre todas las culturas como instrumento de domesticación y finalmente como proyecto civilizatorio.

Cuál podría ser una posible ruta? sugerimos una mirada, una reflexión desde la modernidad/colonialidad

Desde ella se procura develar la estructura oculta, subyacente de la sociedad, del orden colonial. La perspectiva analítica de la modernidad/colonialidad, nos permite comprender que el mundo fue organizado a partir de la invención de América en identidades raciales (blancos, negros, amarillos, indios) y dividido en dominantes/superiores europeos y dominados/inferiores no europeos. Donde lo normal, superior es lo europeo y lo anormal, inferior es lo no europeo.

Para ilustra un poco mejor esta situación, miremos una cita del filósofo Hegel:

América se ha revelado siempre y sigue revelándose impotente en lo físico como en lo espiritual. Los indígenas, desde el desembarco de los europeos, han ido pereciendo al soplo de la actividad europea. En los animales mismos se advierte igual inferioridad que en los hombres […] Estos pueblos de débil cultura perecen cuando entran en contacto con pueblos de cultura superior y mas intensa […] Los hemos visto en Europa, andar sin espíritu y casi sin capacidad de educación […] Así pues, los americanos viven como niños, que se limitan a existir, lejos de todo lo que signifique pensamientos y fines elevados. Las debilidades del carácter americano han sido la causa de que se hayan llevado a América negros para los trabajos rudos. Cuenta un inglés -según Hegel- que entre los indígenas -todos libres- sólo encontró uno que tuviera voluntad de estudiar y que se hizo sacerdote; pero pronto murió por abuso de la bebida […] Sin embrago todos esos Estados indígenas están ahora haciendo su cultura y no están aún a la altura de los europeos. Así, pues, habiendo desaparecido –o casi- los pueblos primitivos, resulta que la población eficaz procede, en su mayor parte de Europa. Todo cuanto en América sucede tiene su origen en Europa (Hegel, 1994: 171-172 citado por Olver Quijano,2006: 68).

O lo que pensaba el filósofo Kant:

El talento es un don natural, parte del patrimonio de los europeos y de las carencias de los americanos (indios americanos), los africanos y los hindúes. Para este mismo autor mientras que los americanos son ineducables porque carecen del afecto y la pasión, los africanos escapan a tal maleficio, pero solamente pueden ser “entrenados” como esclavos y sirvientes ( Eze citado por Olver Quijano, 2006: 69).

La consigna es: el que no logre ser moderno desaparece. De allí que la modernidad se haya establecido como un punto de llegada y no como la justificación de la colonialidad del poder. De esta forma, si estamos de acuerdo en que el deporte es un dispositivo de la modernidad/colonialidad por el cual se favorece el proyecto civilizatorio como amansamiento y control de los impulsos y las emociones, podemos igualmente compartir que al igual que la raza, este no es ya un color de la piel, un espacio, unas prácticas determinadas, sino que es un modo de vida, un nuevo estilo de vida por el cual se induce a ser, a portarse, a asumirse, a pensarse y por tanto a vivir de una determinada manera. Con este planteamiento no es lo que se persigue una crítica al ser deportivo como hábito o disposición, sino que más que esto, se procura una lectura en la sospecha a la lógica subrepticia de control, dominación y enajenación, en la forma de la entrega de una esencia (ser) a un valor universal abstracto de jerarquización y clasificación.

Se procura problematizar el deporte como instrumento por el cual se hace posible la colonización de la realidad. Por ello, al imponer a una comunidad indígena por ejemplo, el deporte, sobre un amplio conjunto de manifestaciones propias, se desconoce la propia forma como ellos piensan, interpretan y viven el mundo, se niega su experiencia histórica.

Se trata pues de pensar lo legislativo[5] desde la diferencia colonial que como lo ha propuesto Quijano es la clasificación de grupos o poblaciones según sus faltas o excesos, con lo cual se establece la diferencia y la inferioridad con respecto a quien se arroga el derecho de la clasificación. En este contexto, el dispositivo que hace posible la producción y la reproducción de la diferencia colonial es la colonialidad del poder.

Colonialidad del poder que no es más que la forma como el mundo fue dividido en razas a partir de la llegada de los ibéricos a América, en el siglo XVI, coincidiendo con la formación del sistema mundo moderno/colonial. Pero es de aclarar que el concepto de raza aquí no se refiere a una condición genética natural ni al color de la piel, es sobretodo la extensión de un modo de vida, de una manera de ser en el mundo. Y fue precisamente este proyecto el que dio origen a la blancura o la limpieza de sangre como el primer y gran esquema de clasificación de la población mundial (Castro, 2005: 54).

Propiciar una lectura del deporte como manifestación y producción de la modernidad/colonialidad permitirá a legisladores, develar la lógica subrepticia de despotismo imperante en las relaciones intersubjetivas eurocentradas de dominación.

Fuentes:

Althusser, Louis, Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado. Medellín, la Oveja Negra, segunda edición, 1974.


Castro, Santiago, La Hybris del punto cero. Ciencia, raza e ilustración en la Nueva Granada (1750- 1816). Bogotá, Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2005.

Constitución política de Colombia de 1991.

Elias, Norbert y Dunning, Eric, Deporte y ocio en el proceso de la civilización. México, Fondo de Cultura Económica, 1995.

Quijano, Olver. ¿Recorre la civilización el mismo camino del sol?. En: ¿Recorre la civilización el mismo camino del sol? Pedagogía, Subjetividad y Cultura, editado por Luís Álvarez y Magnolia Aristizábal. Popayán, Fondo Editorial Universidad del Cauca, 2006, páginas: 65-94.

Ley 181 del deporte de 1995. Ministerio de Cultura de Colombia.
[1] Víctor Molina Bedoya, Docente de la Universidad de Antioquia y miembro de CIVITAS, Medellín, Colombia.
[2] Ley por la cual se dictan disposiciones para el fomento de la recreación, el deporte, el aprovechamiento del tiempo libre y la educación física, al igual que se crea el sistema nacional del deporte. Entre los objetivos de la ley se destacan: Integrar la educación y las actividades físicas, deportivas y recreativas en el sistema educativo general en todos sus niveles. Fomentar, proteger, apoyar y regular la asociación deportiva en todas sus manifestaciones como marco idóneo para las prácticas deportivas y de recreación. Coordinar la gestión deportiva con las funciones propias de las entidades territoriales en el campo del deporte y la recreación y apoyar el desarrollo de éstos. Formular y ejecutar programas especiales para la educación física, deporte, y recreación de las personas con discapacidades físicas, síquicas, sensoriales, de la tercera edad y de los sectores sociales más necesitados creando más facilidades y oportunidades para la práctica del deporte, de la educación física y la recreación. Fomentar la creación de espacios que faciliten la actividad física, el deporte y la recreación como hábito de salud y mejoramiento de la calidad de vida y el bienestar social, especialmente en los sectores sociales más necesitados. Promover y planificar el deporte competitivo y de alto rendimiento, en coordinación con las federaciones deportivas y otras autoridades competentes, velando porque se desarrolle de acuerdo con los principios del movimiento olímpico. Ordenar y difundir el conocimiento y la enseñanza del deporte y la recreación y, fomentar las escuelas deportivas para la formación y perfeccionamiento de los practicantes y cuidar la práctica deportiva en la edad escolar, su continuidad y eficiencia. Formar técnica y profesionalmente al personal necesario para mejorar la calidad técnica del deporte, la recreación y el aprovechamiento del tiempo libre, con permanente actualización y perfeccionamiento de sus conocimientos. Velar por el cumplimiento de las normas establecidas para la seguridad de los participantes y espectadores en las actividades deportivas, por el control médico de los deportistas y de las condiciones físicas y sanitarias de los escenarios deportivos. Estimular la investigación científica de las ciencias aplicadas al deporte, para el mejoramiento de sus técnicas y modernización de los deportes. Velar porque la práctica deportiva esté exenta de violencia y de toda acción o manifestación que pueda alterar por vías extradeportivas los resultados de las competencias. Planificar y programar la construcción de instalaciones deportivas con los equipamientos necesarios, procurando su óptima utilización y uso de los equipos y materiales destinados a la práctica del deporte y la recreación. Velar porque los municipios expidan normas urbanísticas que incluyan la reserva de espacios suficientes e infraestructuras mínimas para cubrir las necesidades sociales y colectivas de carácter deportivo y recreativo. Favorecer las manifestaciones del deporte y la recreación en las expresiones culturales, folclóricas o tradicionales y en las fiestas típicas, arraigadas en el territorio nacional, y en todos aquellos actos que creen conciencia del deporte y reafirmen la identidad nacional. Compilar, suministrar y difundir la información y documentación relativas a la educación física, el deporte y la recreación y en especial, las relacionadas con los resultados de las investigaciones y los estudios sobre programas, experiencias técnicas y científicas referidas a aquéllas. Fomentar la adecuada seguridad social de los deportistas y velar por su permanente aplicación. Contribuir al desarrollo de la educación familiar, escolar y extraescolar de la niñez y de la juventud para que utilicen el tiempo libre, el deporte, y la recreación como elementos fundamentales en su proceso de formación integral tanto en lo personal como en lo comunitario. Apoyar de manera especial la promoción del deporte y la recreación en las comunidades indígenas a nivel local, regional y nacional representando sus culturas.
[3] Según datos oficiales se destinaron 12 millones de dólares en la preparación y participación de deportistas del país en eventos del ciclo olímpico en los tres últimos años. Recursos que resultan exagerados para una presencia de sólo 68 deportistas y para finalmente unos resultados tan nefastos: dos medallas, una de plata y otra de bronce, en Beijing 2008.
[4] El deporte en sí mismo es una legislación, como autocontrol, autorregulación, como hábitos o disposición al respeto del reglamento interiorizado, incorporado (hecho cuerpo).

[5] Que como mecanismos de dominación adquieren la forma de aparatos ideológicos. Entendidos al modo de Luois Althusser como categoría, para referirse a los dispositivos ideológicos del Estado como las realidades que se presentan al observador bajo la forma de instituciones distintas y especializadas, dentro de ellas destaca: la religión, la escuela, la familia, lo jurídico, lo político, lo sindical, la información y la cultura.

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